15 de octubre de 2015

Montiel perdió luchando

"Ahora lo sé, 36 años es la edad del retiro para los boxeadores", declaró Muhammad Alí el 15 de febrero de 1978 tras perder en el Hilton de Las Vegas con León Spinks, 11 años menor y de sólo 7 peleas profesionales, no todas ganadas.

Con 36 años Fernando Montiel, el Kochul, que no había nacido cuando Alí sentenció su anatema, perdió ayer en Glendale, Arizona, con el galés Lee Selby en ajustada decisión que decidía el propietario del título mundial pluma.

El Kochul peleó de igual a igual a un Selby ocho años menor, repartió rounds casi hasta el final, y se entregó al límite de sus posibilidades buscando una hazaña que por momentos pareció cercana. Pero tarde en la pelea le fallaron las piernas, el recurso infiel de los boxeadores, lo que primero se va cuando avanza el tiempo y la juventud se escapa. Sin piernas no se puede pelear. Las plantas de los pies apoyadas plenas en el piso no permiten trasladarse como se requiere para permanecer en el primer nivel, correr, saltar, salir, entrar, esconderse, sorprender, encontrar ángulos de disparo, estar donde hay que estar con resorte y con presteza.

Selby es un campeón escaso, avaro, aburrido. 'Utilitario' le llamamos en el boxeo a los que hacen justo lo que necesitan para ganar y se niegan a hacer algo más. No desperdicia nada. Uno lo ve y piensa "este tipo no come huevos por no tirar la cáscara". No hay después de verlo ganar el deseo de imaginar su próxima pelea para repetir el banquete.

Fernando fue campeón por primera vez en 2000, y a lo largo de estos muchos años participó en 21 peleas de campeonato del mundo, de las cuales ganó 17. Es un pilar del boxeo mexicano y acaso su carrera hizo cumbre aquella noche de Tokio, cuando lo acompañamos con el equipo del Box Azteca Team. Con la solvencia de un inmortal noqueó barbaramente al local y favorito Hozumi Hasegawa, en cuatro rounds, en la noche inolvidable del 30 de abril de 2010. Japón no lo podía creer y nosotros tampoco.

No sé si el Kochul anunciará su retiro pronto, o se empeñará en seguir peleando. Lo ideal en el boxeo es decir adiós cuando ya no hay nada importante que agregar a lo conseguido, y sobre todo no restar. A los peleadores les cuesta despedirse, porque es traumática la evidencia de que vamos dejando de ser el mejor que fuimos, y una despedida hace patente con demasiada crueldad lo inevitable.

En cualquier caso a Fernando Montiel no le quita nadie el haber sido uno de los grandes de nuestro boxeo. Anoche no perdió con Selby, perdió con el paso del tiempo.