20 de septiembre de 2015

La estrepitosa caída del Tornado Sánchez

Ni el más pesimista de los observadores pudo imaginar un escenario tan catastrófico. El Tornado Sánchez perdió sin atenuantes con Luis Concepción en Hermosillo y se suma a la lista de varios promesas del boxeo que en tiempos recientes han tropezado y malogrado sus expectativas. Mencionaremos a Omar Chávez, al Zurdito Sánchez, al Maromerito, al Tyson Márquez, al Bad Boy Rosas y hay más.

La pelea de ayer mostró a un Tornado Sánchez en notorias malas condiciones desde el arranque, que no pudo ser peor cuando una derecha de Concepción lo depositó en el piso en el primer round.

Concepción dominó de principio a fin una pelea en la que no tuvo réplica, ni riesgo, ni peligro, ni dificultades. Sólo podemos decir que el Tornado que conocemos no estaba ahí. Su cuerpo no era el de un atleta, parecía drogado para no coordinar, parecía haber sido poseído por el diablo, quizá la única manera de explicar tanta torpeza en un cuerpo encorsetado. Al mismo tiempo laxo y atáxico, no había en él coordinación ni ejecución correcta de sus movimientos. De tal gravedad fue el insuceso que no es posible siquiera decir qué hizo bien o hizo mal. En esta ocasión no es imputable.

Algo grave le pasó para dejar de ser esta noche el que conocemos. Esperamos una explicación, pero francamente no sé si puede venir del grupo de los señores Montiel, sus entrenadores, porque ellos dejaron seguir la pelea hasta una zona de peligro evidente, como para que creamos que hayan podido advertir este no-funcionamiento de un peleador que siempre fue mucho más que lo poco que fue en esta pelea.

No minimizo los méritos de Luis Concepción, el Nica de Panamá, que hizo bien su trabajo, fue parejo en su rendimiento y controló las acciones a lo largo de los diez rounds que duró la pelea, porque el Tornadito ya no salió al once. Bien por el visitante que vino a ofrecer lo mejor de sí y a cosechar una merecida victoria. Sin embargo es menester puntualizar que lo que tuvo enfrente no fue más que la sombra del rival que esperaba.

Los boxeadores en ocasiones llegan en malas condiciones porque su preparación no fue la adecuada, pero no parece ser el caso de Sánchez en esta pelea. Hay algo más, que necesitamos saber, por lo que conviene que sea revelado.

¿Muy sacrificado para dar el peso? Podría ser, pero resulta que dio el mismo peso que marcó en diez de sus anteriores trece peleas.

A los 24 años nada puede estar perdido para siempre en la vida. Pero una caída tan penosa debe ser analizada por el boxeador y por sus adláteres, con rigor, sin concesiones, sin mentiras, admitiendo los errores que todos los tenemos, y corrigiendo el paso para que poco después de la expiación podamos decir 'estamos vivos y renovados, con más ambición, con más sabiduría y con más ganas'.

Que este presente aciago del Tornado, pronto sea sólo un recuerdo.