6 de septiembre de 2015

Buen paso adelante del Bad Boy

El Bad Boy Rosas le puso su sello personal inconfundible a la pelea en la que noqueó en ocho rounds al filipino Jhon Gemino, ayer, para recuperar el rumbo de su carrera que había perdido.

Fue tan él que lo habríamos reconocido aunque hubiera subido vestida su cabeza con una capucha del Ku Klux Klan. Sólo él navega mares encrespados como un hábil capitán de tormentas para emerger victorioso después de haberse hundido en cien abismos.

Cedió los primeros tres rounds y por momentos fue vapuleado por Gemino de manera tan intensa que todo parecía perdido para él. Apenas resulta creíble que tras dar tantas ventajas pueda recuperarse y ganar. Rebela verlo indolente cuando recibe tanto castigo al comienzo de una pelea, porque parece que no hubiera comprendido que cuando la pelea es guerra hay que responder golpe por golpe, por lo menos, para no ceder espacios irrecuperables. Imagínense lo suicida que es regalar tres rounds de ventaja en una pelea intensa. El público y los jueces son muy agradecidos con el que gana tanto terreno, en este caso el rival.

Rosas mostró que tiene agallas, cosa que ya sabíamos, y que en un duelo de intercambios prolongados nunca dice basta, cosa que también sabíamos. Sin embargo, la medición de sus cualidades tiene que hacerse con Guillermo Rigondeaux o con Leo Santa Cruz si va a seguir en supergallo (que es donde estuvo en esta pelea), o con Shinsuke Yamanaka o Randy Caballero si ha de bajar a gallo, cosa que promete pero que es difícil creer.

Esta pelea fue buena por lo espectacular, y su actuación fue ponderable por el esfuerzo, por el valor, por la definición y otras cosas, pero lo que vimos no alcanza para ser campeón mundial, a menos que ayude una circunstancia fortuita.

No hay secretos sobre lo que debe hacer, en él todos los problemas son de acondicionamiento. La preparación para las peleas que vienen deben incluir un aumento de la capacidad de fuego primero del diez por ciento, y luego de otro diez, para incrementar el número de golpes de 65-70 por round, que fue lo que exhibió ahora, a unos 90 golpes por round que sería ideal.

Es una medida para fijar un objetivo, por supuesto. Frente a Rigondeaux no podría tirar tanto sin quedar en ridículo de tanto fallar.

Repito en el final lo que he dicho siempre, un Bad Boy Rosas en óptimas condiciones sería el mejor del mundo, pero él nunca está en óptimas condiciones, aunque ahora se haya acercado un poco a lo que puede considerarse un entrenamiento aceptable.

Es simpático, buen muchacho (es decir que no es un bad boy) y buen peleador. Aunque deseamos lo mejor para él, debemos irnos con cautela al pronosticar futuros, porque así que nos haya dejados convencidos convencidos de que su indisciplina quedó para siempre atrás... tampoco.

Suerte Bad Boy. Que te conviertas en un deportista de élite para que conozcas la mejor de tus vidas posibles.