18 de julio de 2021

Apunte sobre los malos fallos. Un día después del Castaño vs Charlo

Brian Castaño boxeo
Robaron a Brian Castaño. Argentina y los buenos aficionados al boxeo lloran la infamia.

Duele. Indigna.

Hace diez años digo que el peor cáncer del boxeo son los malos fallos. Poco se ha hecho y se hace para atacar la enfermedad.

Peor que a Brian Castaño en San Antonio le fue al Archi Solís en Argentina, en las dos peleas vs. Luis Lazarte en Mar del Plata, cuando la promoción fue del Sindicato de Camioneros de un señor Moyano, apoyada por un coro de concertistas de bombo que golpearon a los mexicanos y los obligaron a hacer trinchera abajo del ring en un insuceso imborrable de los peores registros de nuestro deporte.

Descargo de cualquier señalamiento a Luis Lazarte, el correcto peleador marplatense, que aun corriendo riesgos personales abrazó a Solís para protegerlo.

Es cierto que esto pasa poco en Argentina, del mismo modo que pasa poco ver estos fallos en San Antonio.

Los malos fallos son miserables cuando nos perjudican pero también cuando nos benefician.

Muchos recuerdan cuando fui declarado persona no grata en el boxeo del estado de Texas (me sentí honrado, claro) por defender a un chico mexicano que había ganado todos los rounds de su pelea en Dallas y se la dieron perdida.

En México debemos andar mejor, estará pensando usted.

Está en un error. Los fallos que en los años recientes han dado en Chiapas y en Tijuana, en muchos casos son oprobio.

En Tuxtla Gutiérrez en 2016 le dieron una decisión imposible al Pollo López, una sucia canallada de la que fue víctima Toño Morán.

En Tijuana en 2018, la primera pelea de Joel Córdova con Briegel Quirino, que terminó en empate oficial, fue un desfalco que ameritaba llamar a la policía.

No puedo comprender la absoluta indiferencia de las mayorías frente al comportamiento de un bellaco con etiqueta de juez que impunemente arruina vidas de boxeadores, dando decisiones repugnantes por quién sabe qué motivaciones.

Era 1887 cuando a Patsy Cardiff le robaron la victoria que merecía en su pelea vs. John L. Sullivan en Mineápolis.

Han pasado 134 años. No hemos aprendido nada.