8 de diciembre de 2019

Las culpas de Andy Ruiz

Ruiz vs Joshua
Los diez kilos de sobrepeso de Andy Ruiz son la explicación de todo lo sucedido. La amarga revelación de que Andy no entiende qué cosa es la relación de un hombre cabal con la vida.

Si le pregunto a cualquiera, a un niño, cuál es la fórmula para el éxito me va a responder ‘talento y sacrificio.’ El talento de Ruiz no es exagerado, tiene velocidad y valentía, que son virtudes aisladas, de modo que le quitas la capacidad de sacrificio y se convierte en poca cosa.

Poca cosa, lo que él fue en la derrota vergonzosa contra Anthony Joshua, ignorante de que millones estaban presenciando su fracaso, valemadrista de su condición de campeón del mundo del peso completo.

Un acto de irresponsabilidad insoportable.

Por eso dije en la transmisión que estaba enojado con lo que veía.

Mintió, mintió y volvió a mentir con el peso anunciado, la promesa estéril de que llegaría a la báscula en 117 kilos. Llegó en 128.

Se vale mentir por estrategia, para confundir al enemigo, para consolidar una preparación bien elaborada, pero qué va, con seguridad este no fue el caso.

Cuando transmitimos el pesaje en vivo, al conocer el registro de Andy nos quedamos petrificados, parecía evidente que se trataba de un error.

Pero no había error. Era un escándalo...

Quedaba una esperanza blandengue: ‘…si pega antes de que le peguen…’, pero estas gangas rara vez llegan en auxilio de un tipo desobligado con el esfuerzo.

Que Anthony Joshua desarrolló una estrategia correcta, no se discute. Pero el Andy ágil, peligroso, veloz, perspicaz y destructor de la primera pelea entrambos hubiera podido luchar por la victoria.

Este Andy de anoche no tuvo inventario ni para defender la dignidad del guerrero que debía ser y no fue.

El éxito lo embriagó. El desaguisado de vivir a contramano lo hemos visto en muchos. Nunca tuvieron nada y de pronto un título deportivo les impide ver la hora si no es en un reloj de 20,000 dólares.

Las personas sensatas que sufrieron carencias y de pronto la vida les da una fortuna, compran tranquilidad. Los imbéciles compran problemas.

Andy Ruiz reveló impunemente poco después de la pelea que la preparación fue una mentira, que estuvo tres meses de fiesta.Bárbaro. Se está suicidando.

Podría ir preso. ¿No es una estafa?

¿Y la responsabilidad?

¿Y el compromiso?

¿Y el ejemplo?

¿Y la bandera de la patria?

¿Y los millones que estaban viendo la prometida gran pelea?

Sólo horas antes le deseábamos ‘que le vaya bien’. Defendíamos que Andy campeón le hacía bien al boxeo, al deporte, a México. Que reivindicaba a los feos (su físico para la alta competencia) y a los gordos.
Por Dios. Llegó al ring cargando dos maletas, o lo que es lo mismo su escandalosa panza de luchador de sumo.

Por eso estoy enojado con Andy. Por lo que pudo haber sido y no fue. Porque si quería suicidarse podía hacerlo, pero no quemando la casa donde se llevaba a otras víctimas del fuego incomprensible.

Andy se llevó entre las piernas a los muchos que en él habían edificado una ilusión.

Una brutal demostración de egoísmo.

Vino, vio y perdió. En el ring, dos minutos después del indecoroso final, se reía.

Perder luchando no condena. Perder por haberse burlado de todos, sí.

6 de diciembre de 2019

"La gloria es para los grandes hombres, yo soy común"

Eduardo Lamazón
Hace medio siglo, Eduardo Lamazón (Buenos Aires, Argentina) compró su primer libro de boxeo. Tiene 64 años y es un lector apasionado desde los diez. Su amor por el “deporte de los puños” sólo se puede emparentar con una buena botella de vino tinto.

“Don Lama” es comentarista de boxeo radicado en México desde hace cuatro décadas. Fue secretario ejecutivo del Consejo Mundial de Boxeo durante 24 años. Ha escrito más de 7 mil artículos sobre pugilismo y su libro El boxeo en números. 150 años de historia, es un referente indispensable para los aficionados y expertos deseosos de entender “la más descarnada representación del drama de la vida” y adentrarse en estadísticas apasionantes y desconocidas. “El boxeo es agarrar a la vida a trompadas para que la vida no nos dé impune sus peores golpes. Pelear o perecer. Una metáfora de la existencia”.

  • ¿Qué detalle de la vida cotidiana es lo que más te irrita?
Que me interrumpan cuando escribo. Que me repitan lo que me dijeron. Entiendo a la primera. Odio el lenguaje inclusivo. Eso de decir “todes” en lugar de “todos” me parece un acto de barbarie.

  • Por el contrario, ¿qué detalle de la vida cotidiana es el que te hace más feliz?
Hacer una buena acción. Intento hacer una buena acción cada día.

  • ¿Cuál es tu mejor momento del día?
El compartido, generalmente con amigos. Si no se puede entonces el momento de leer.

  • ¿Cuál es tu mayor miedo?
Ver sufrir a seres queridos.

  • ¿Cuál consideras que es tu gran defecto?
Uf. Soy ansioso, egoísta, la gente me jode muchas veces porque me cuesta ser tolerante.

  • ¿Qué es lo que más valoran de ti tus amigos?
Que les invito buenos vinos. El vino es una de mis pasiones. Compro y vendo vinos. Y, naturalmente, comparto.

  • ¿Qué cosa te desagrada más de la gente que te rodea?
La falta de cortesía. La falta de respeto.

  • ¿A qué persona viva y muerta admiras?
Muerto, Nelson Mandela. Vivas Jane Goodall y Brigette Bardot por su labor por los animales. Los animales son otra de mis pasiones.

  • ¿Cuál es tu mayor extravagancia?
Ninguna. Soy sobrio y aburrido. No bailo, no me gusta el futbol y tengo poco sentido del humor.

  • ¿Cuál ha sido tu mayor mentira?
No sé qué responder. Miento poco. Decirle bonita a una fea.

  • ¿Te asomas al espejo y qué ves?
Siempre me digo, por disciplina, “no te subas a ningún ladrillo, agradece que la vida te ha tratado muelle”. Lo de agradecer es una actitud ética. No tengo fe religiosa.

  • ¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
Que tenga códigos y los respete.

  • ¿Y en una mujer?
La bondad y que se destaque en algo.

  • ¿Cuál es tu color favorito?
No pinto, me da igual.

  • ¿Qué foto tuya no colgarías en casa?
No sé.

  • ¿Qué palabras o frases usas con demasiada frecuencia?
Una frase que me gusta y que repito: “El que recibe lo que no merece muy pocas veces agradece lo que recibe”.

  • ¿Cuál ha sido el momento más glorioso de tu vida?
La gloria es para los grandes hombres, yo soy común. La gloria y el fracaso, esos dos impostores, decía bien Kipling.

  • ¿Qué talento te gustaría tener?
Cantar, y cantaría tangos y las canciones de José Alfredo Jiménez.

  • ¿Qué cambiarías de ti?
Nada porque la vida me ha tratado bien.

  • ¿Cuál ha sido tu mayor fracaso?
La práctica deportiva. Fui malísimo en todas las disciplinas, excepto que fui un buen corredor de motos.

  • ¿Si pudieras reencarnar en una persona o cosa, ¿qué serías?
Un gran escritor.

  • ¿Qué lugar te gustaría conocer?
Islandia.

  • ¿Cuál es tu posesión más preciada?
Mi madre, mi hermano, mis amigos, mis perros y algunas botellas de vino.

  • ¿Qué es para ti lo más profundo de la miseria?
La maldad.

  • ¿Cuál es tu ocupación preferida?
Elegir, comprar y vender vinos. Y lo hago.

  • ¿Cuál es tu comida favorita?
Las pastas.

  • ¿Cuál es la comida que más odias?
La carne.

  • ¿Quiénes son los escritores que admiras?
Borges, Neruda, Fernando del Paso, Juan Rulfo, Paz, Sarmiento, Cervantes.

  • ¿Cuál es tu banda, cantante o grupo musical preferido?
Carlos Gardel, Édith Piaf.

  • ¿Con qué figura histórica te identificas más?
Nelson Mandela, a quien conocí. Trabajé 7 años en el Comité Antiapartheid de Naciones Unidas.

  • ¿A qué personaje famoso te gustaría conocer y qué le dirías?
Al gran boxeador Jack Dempsey. Le preguntaría: “¿cómo hiciste para conquistar el mundo hace 100 años sin televisión?”

  • ¿De qué es lo que más te arrepientes?
De haber ofendido a algunas personas. Fue involuntario.

  • ¿Te gusta algún deporte? ¿A qué equipo le vas?
Boxeo y tenis.

  • ¿Cuál es tu mayor adicción?
Mis pasiones: el boxeo, el vino, los animales, la literatura amada.

  • ¿Cómo te gustaría morir?
Pues, dormido. ¿Qué más se podría responder?

  • ¿Cuál considerarías que es tu lema?
A todos perdono y a todos pido perdón.

Entrevista por La zona sucia